El Viaje De La Atención
Por Anahata Ishaya
Antes de sumergirnos en este viaje de la atención, permíteme hacerte una pregunta: ¿estás aquí porque verdaderamente quieres conocer más sobre la atención, o has ido haciendo click inconscientemente hasta llegar aquí?
Sin importar cómo encontraste estas palabras, quiero que estés abierto a la idea que tienes la habilidad de elegir dónde dirigir tu atención. Cómo utilizas esa poderosa elección, transforma tu experiencia de vida.
Yo defino la atención como el único medio que tenemos para experimentar la vida. Es como una antena que se mueve para captar información. Es ágil, capaz de desplazarse a una velocidad impresionante. Pero tiene una cualidad que es la que vamos a aprovechar: sólo puede estar en un lugar a la vez.
La apariencia de que puede estar en varios, o muchos, lugares a la vez, es una cuestión de la velocidad en que se mueve.Aún así, si pudiésemos verla en cámara lenta, veríamos que lo hizo desde un lugar a otro, por ejemplo, desde una tarea a otra, desde un pensamiento a otro, desde una sensación corporal a otra.
También podemos notar que tenemos la opción de dirigirla a voluntad y que nos permite darnos cuenta de lo que está sucediendo. Otras veces, parece que nos dormimos, habitualmente porque nuestra atención está sumergida en pensamientos o tareas que hacemos de forma automática
Mi Viaje Con La Atención
No fue hasta que comencé a meditar con las técnicas de Ascensión de los Ishayas, que me di cuenta que la atención había sido una compañera constante a lo largo de mi vida pero que no me había dado cuenta de su poder.
¿Cómo puedo observar conscientemente? ¿Cómo puedo mover mi atención a voluntad? ¿Acaso la atención no se mueve por hábito y eso es todo lo que hay?
Descubrí que tenía tendencias a enfocarme en ideas acerca de mí misma, por ejemplo: “soy responsable”, “no estoy pudiendo con esta situación”, “estoy triste porque viví esta situación”. También me di cuenta que tenía a enfocarme en ideas acerca de las personas con las que me relacionaba, y cómo estos enfoques en las creencias coloreaban mi vivencia, alterando mi percepción de situaciones, relaciones y lugares.
Aprendí a notar los movimientos de la atención y a darme cuenta que la tendencia a irse hacia la mente (definida aquí como un conjunto de pensamientos) era muy fuerte. De repente, esa “nube de pensamientos” arriba de mi cabeza se hizo muy visible. Y al convertirse en una parte más de la experiencia, pude notar que podía quitarle mi atención y dirigirla hacia otro lado.
La Mente Como Filtro Y La Búsqueda De Una Realidad Más Profunda
Estamos acostumbrados a dirigir nuestra atención hacia esta nube de pensamientos, creencias y diálogo interno, que actúa como un filtro entre la realidad y nuestra atención. La vida sucede, y la mente se convierte en un intermediario, a veces tan intrusivo que perdemos la distinción entre la atención y la mente misma.
Pero, ¿es esta la máxima realidad a la que aspiramos? ¿Una vida filtrada por la mente, sin poder distinguir quién experimenta realmente la vida? ¿Sin poder apreciar el poder de dirigir nuestra atención conscientemente?
Para responder a estas preguntas, consideremos las consecuencias de estos dos enfoques diferentes:
- Atención dispersa o divagante: Se enfoca en los pensamientos, prestando atención a menudo a su cambiante contenido. Resulta en repetición, fantasía, distracción, cansancio, susceptibilidad a estímulos sensoriales cambiantes también, impaciencia y cambios rápidos de foco que generan confusión, falta de profundidad e insatisfacción.
- Atención enfocada: Proporciona serenidad, permite que haya claridad de objetivo y acción, que podamos conocer la necesidad de este momento, mayor capacidad para aprender, soluciones creativas a los desafíos, relaciones personales más vivas porque estoy presente cuando estoy con las personas. Como un extra, realiza un mejor uso de la energía del cuerpo, reduciendo el estrés y ayudando a revitalizarlo.
Aunque esta distinción pueda parecer mantener la dualidad, he descubierto que esta dualidad es sólo aparente en las palabras. La atención, como ya he mencionado, está en un solo lugar a la vez, es inherentemente no dual. Nuestra atención es la moneda más preciosa y somos soberanos sobre ella, siendo esta la máxima libertad humana.
Todos tenemos atención, la habilidad para mantenerla enfocada o distraída, y la elección entre ambas. La mayor motivación para cultivar un hábito de atención u otro, radica en reconocer su impacto en nuestra experiencia diaria. La pregunta es: ¿cuál eliges entrenar?
La atención en un solo lugar a la vez es una ventaja, permitiéndonos dirigirla al diálogo interno, a las sensaciones del cuerpo, a la respiración o a la parte más quieta de la experiencia.
Invitación A La Quietud: Aquí, Ahora
El último destino en este viaje de la atención es algo que quiero compartirte porque en mí hizo toda la diferencia. Los maestros ishayas me guiaron a ir más allá con mi atención y dirigirla a la parte más quieta de la experiencia interna.
En este momento, hay un campo desde donde la vida emerge. Es quieto, silencioso, no tiene límite, no tiene un adentro o afuera de “mi” cuerpo y lo permea todo. Permea las células de tu cuerpo, permea el lugar en el que estás, los objetos que te rodean. ¿Lo puedes notar? Tómate unos instantes para percibirlo. Si quieres, puedes ayudarte con algunos de estos ejercicios.
Al principio, para mí fue hacer de este espacio de quietud un objeto más y no experimentaba las cualidades de la atención enfocada allí. Aún experimentaba que si ponía mi atención en la quietud “me perdía” de la vida sucediendo. Con la guía de los maestros y esta enseñanza pude experimentar que lo permea todo.
La quietud es el “verdadero norte” para nuestra atención, es como cargar las coordenadas en el GPS para experimentar una vida plena, completa, realmente viva.
Un Ingrediente Secreto
Siempre que comenzamos un nuevo hábito es bueno que traigamos a la mesa este ingrediente secreto: la TERNURA. Desconozco el autor de esta frase pero la encuentro muy hermosa como definición: “La ternura es hacer comprender al otro que es merecedor de la vida que lo habita”.
¿Qué tal si la lees así?: La ternura es hacerme comprender que soy merecedor de la vida que me habita.
Si eliges entrenar tu atención enfocada, hazlo con ternura. Y también añade la ternura cuando notes que volvió el viejo hábito de distracción. Y celebra el haber notado el contraste.
¡Feliz viaje con tu Atención!