Cómo ser un Padre o Madre
Te dicen muchas cosas cuando estás por convertirte en padre o madre, los amigos, familia, extraños en la calle. Todos tienen un consejo para ti, y eso es encantador y todo, pero para ser franco, el mejor consejo que me han dado acerca de ser padre fue el de no escuchar ningún consejo en absoluto. El cual es perfecto, así que te lo paso directamente.
Pero eso haría muy corta esta lectura, así que llenaré esto con más palabras y con la súplica de que las ignores y encuentres tu propio camino a la crianza, lo cual es mucho más desafiante y desalentador, pero en última instancia, es lo único que puedes hacer.
Aquí está lo que pienso:
Tú ya sabes.
“Los niños nunca han sido muy buenos escuchando a sus mayores, pero nunca han fallado en imitarlos.” -James Baldwin, autor
Por supuesto que aprenderás habilidades y trucos a través de la experiencia, sin embargo, tú ya posees la base de lo que se requiere para ser un gran padre o madre. La fuente de la rectitud y el bien ya están en ti; sólo necesitas sintonizarte y alinearte con ello.
Al ser padre y en todos los aspectos de mi vida, la meditación, y específicamente mi práctica de la Ascensión de los Ishayas de The Bright Path, ha señalado consistentemente hacia mi propio corazón. Aunque buscaba continuamente a alguien que me dijera qué era lo correcto, tener claro mi propio saber e intuición siempre ha sido el mejor consejo.
Cuando te sintonizas, obtienes mucho más, y es tan simple como detenerte, hundirte bajo la interminable charla de nuestras mentes y estar despierto en este momento en el tiempo, llenándote de presencia.
¿La clave para todo esto? ¡Estar aquí!
¿La clave para todo esto? ¡Estar aquí!
Aquí puedes alinearte con tu sabiduría e intuición internas. Aquí, comprendes; eres claro, calmo, creativo y contento. Aquí, no estallas y te sales de los cabales; tienes energía, eres paciente y puedes sobrellevarlo. Aquí, toda la duda, el miedo y la negatividad de tu mente no tienen el mismo dominio sobre ti.
Aquí, puedes aprender. Estás abierto a más, no queriendo tener la razón. No haces una comparación con otros padres en un sentido negativo. Quizás te inspires de aquellos que parece que lo están haciendo bien, pero no te castigas por lo que percibes como fallas.
Aquí, es simplemente una cuestión de dar un paso a la vez. Esto ¿ahora mismo? Puedes hacerlo. ¿En el futuro? No, imposible. Nuestras pequeñas mentes se asustan muy rápido. Demasiado grande, demasiado. Ansiedad, agobio y sobrecarga. Así que regresa, asienta tu presencia aquí. Alíneate con esto y observa que hay frente a ti.
El momento te mostrará. Te enseñará y guiará. Pero para que te enseñe, necesitas asegurarte de que estás despierto a lo que está ocurriendo. Estar presente es el secreto, y el secreto para poder estar presente de manera consistente es la práctica.
Tomarte tiempo para ti es lo opuesto al egoísmo.
Una práctica interna -un ritual diario de sumergirse en la conciencia y la presencia- significa que puedes ser el padre o madre que sabes que puedes ser, tomar las decisiones que te hagan sentir orgulloso y disfrutar cada momento de ello.
A todos nos han dicho más de una vez, incluso extraños en la calle, “No te pierdas ni un momento de este precioso tiempo”. Si vas a escuchar algún consejo, escucha este.
No te pierdas ni un momento de este precioso tiempo. Los desconocidos en la calle se arrepienten tanto de su ausencia como padres que nos paran en la calle para asegurarse de que no cometamos el mismo error que ellos.
El secreto para ser un gran padre o madre, el secreto para una vida grandiosa, es el mismo. Vuélvete presente. Estate en el mismo lugar que está tu cuerpo: estate en el mismo lugar que tu calma y claridad, tu intuición y sabiduría, tu amor y tu sentido del humor.
Bienvenido a la fricción
El hecho es que necesitarás una práctica interior que te brinde calma, claridad y paciencia, porque ser padre o madre es difícil.
Es implacable. No hay manual y no existe el interruptor de piloto automático. Estarás destrozado e irascible, y no tendrás tiempo para hacer lo que quieras hacer. No tendrás el día libre porque estás enfermo. No puedes tener ese reventón porque la resaca será peor con los niños saltando sobre tu cabeza a las 5 am.
Cometerás errores, y levantarás la voz; lanzarás las cosas. Te encontrarás diciendo y haciendo las cosas que dijiste que jamás dirías o harías. Te resultará muy fácil caer en el arrepentimiento y resentimiento, en el enojo, la culpa y la ansiedad.
Se te mostrarán tus problemas. Podrás ver tus tendencias a pensar o controlar de más o de ignorar y no actuar. Se te mostrarán todos esos lugares en donde te resistes, te justificas o tratas de culpar, donde te preocupas y juzgas y caes en la negatividad. Cuestionarás tu existencia, tu propósito, el sentido de tu vida.
Todas las cosas sencillas de manejar cuando no tenías hijos parecen cobrar vida con mucho más fuerza cuando los tienes. Todo está frente a tu cara y no puedes evitar nada de eso.
Pero quizá eso es algo bueno.
“Si te irrita cada roce, ¿cómo es que serás pulido?” - Rumi
¿Quizás Rumi tenía razón? ¿Quizás la vida te quiere mostrar algo? Quizá la vida está intentando mostrarte que todo lo que te pasa a ti, como padre o madre, está en realidad, pasando para ti.
¿Para qué?
Para que puedas crecer, para que puedas hacerlo mejor, para que así puedas realizar tu potencial como ser humano, para que puedas ver con suficiente claridad que todo lo que haces es un acto espiritual.
No hay forma de evitarlo: La vida es acerca de crecer.
El hecho es que ser padre o madre, como todo lo que hacemos en la vida, no se trata tanto del mundo exterior. No se trata de nuestros pequeños o nuestras parejas, se trata de nosotros. Cuando es acerca de nosotros, todo se vuelve una oportunidad de hacer maestría en nuestro mundo interior, hacer maestría en nuestras reacciones inconscientes, negatividad y miedos.
Todo se vuelve acerca de cómo creamos el cielo o el infierno para nosotros mismos. No es causado por lo que está sucediendo, sino por nuestras reacciones y nuestras elecciones ante todo eso.
Aquí, cada pequeña cosa se vuelve una oportunidad de saber honestamente la verdad de nuestra alma y de mostrarnos plenamente a la vida con total consciencia, presencia y amor incondicional.
La crianza de los hijos ciertamente es acerca de nosotros, y visto desde ese punto de vista ¿qué tan maravilloso es eso? ¡Que cosa tan increíble en la cual estar involucrado! Nada de todo eso está mal; nada de todo eso es un error. Todo eso es para que puedas pulirte y así brillar. Todo es para que puedas ser un auténtico faro iluminando a tus pequeños, y a todos a tu alrededor.
La voz de mi padre
La verdad es que tú haces un impacto real, ya sea que estés totalmente inconsciente o completamente despierto. Tú haces una diferencia. La pregunta es: “¿Qué clase de impacto quieres tener?”
“Pero solo soy una persona”, podrías pensar, “¿Qué puedo hacer yo? “
Considera esto:
La primera vez que escuché la voz de mi padre salir de mi boca, estaba horrorizado. Había tomado votos como monje Ishaya en The Bright Path. Estaba genuinamente interesado en ser un padre intencional, despierto y consciente. Sin embargo, ahí estaban las mismas exactas palabras, el mismo tono, probablemente el mismo lenguaje corporal de mi padre, expresadas a través de mí hacia mi hija. Si mi voz ni siquiera era mía, obviamente no era tan libre y consciente como pensaba.
Fue uno de esos momentos que realmente me despertó. Estaba repitiendo inconscientemente el pasado de la misma manera en que posiblemente mi padre lo había hecho. Y muy probablemente como lo había hecho su padre, y su padre y su padre antes que él. No es de extrañar que los cambios en el mundo sean tan lentos.
Pero transmitir las limitaciones y las heridas de nuestro pasado no tiene que ser inevitable. Al despertar a nuestros propios programas, al ver lo que inconscientemente hacemos, decimos y transmitimos a nuestros hijos, podemos hacer las cosas mejor.
Así es como se cambia al mundo.
Hemos intentado obligar a la gente a vivir y ver el mundo como nosotros y eso nunca ha funcionado. La única persona a la que podemos cambiar es a nosotros mismos, y esto no es algo pequeño. Cuando entramos en un estado superior de Ser, influimos mucho.
Es fácil sentir que somos un solo, pequeño y asilado individuo, pero no lo somos. Somos una vasta red de personas que se extiende a lo largo del tiempo y el espacio. No es sólo una ilusión espiritual: la ciencia está viendo esto en los datos. El campo de la epigenética está mostrando cómo eventos en la vida de nuestros ancestros afecta nuestros genes hoy. El trauma, digamos de la guerra o el hambre, que los individuos experimentaron hace generaciones afecta directamente nuestro estado físico y nuestra psicología ahora.
"Tú y yo somos tan continuos con el universo físico, como una ola lo es con el océano” ― Alan Watts
Quienes somos y qué hacemos, aquí y ahora, impacta a todas las personas de nuestra red. Cuando nosotros cambiamos, toda la red cambia. Afectamos directamente la historia al cambiar nosotros mismos. Un mundo iluminado proviene de personas iluminadas. Todo camino espiritual que vale la pena lo ha sabido y nos ha enseñado a mirar hacia adentro: “Sanar al mundo al sanarse uno mismo”, como lo dicen los Ishayas. Al hacer esto, el mundo cambia maravillosamente.
La crianza de los hijos es una oportunidad real de sanar, de vivir en nuestro Ser superior. Puedes entrar a la verdadera libertad al conscientemente abrazar tu elección, en primer lugar de estar despierto, de estar en la plenitud de quien eres y entonces, alinearte con lo que el momento y la gente a tu alrededor necesite.
Seres Humanos
Nuestro efecto como padres es mucho más significativo que las meras palabras o acciones; es lo que hacemos. Por algo nos llamamos seres humanos. Es nuestra presencia la que genuinamente habla más alto que las palabras. Es nuestro andar, no nuestro hablar, lo que tiene un impacto.
Nuestra presencia es reconocida, nuestros hijos la sienten cuando estamos completamente con ellos. Y son excelentes imitadores. Cuando estamos preocupados, atorados en nuestra cabeza, ellos se preocupan y se atoran en sus cabezas. Cuando estamos calmos y contentos, ellos están calmos y contentos. Cuando nosotros estamos seguros y estables, nos volvemos un ancla sólida en la que pueden confiar en este mundo caótico, cambiante y aterrador. Nosotros les enseñamos como ser, y al alinearnos con la presencia y al ser y mostrarnos por completo, tenemos la mejor base para ser un gran padre o madre. Aquí podemos hacerlo “bien”.
Así que nutre tu conexión con tu sentido de Ser, con la presencia. Practica, para que sea fácil de recordar. No es egoísta. Sí, el tiempo es precioso, pero al hacer tiempo para ir hacia adentro, llegas a la plenitud de ti mismo. Cuando tú estás al 100% todos ganan. Cuando no, nadie lo hace.
En el ajetreo de ser padre o madre, muchas cosas pueden olvidarse. Al ponerte tú primero la máscara de oxígeno espiritual, lo que es realmente importante no lo será. No te quedarás, parando a la gente en la calle, lamentando los momentos y oportunidades perdidas.
Robando la cita de Gandhi, te conviertes en el padre que deseas ver, el que deseas ser. Te das cuenta de que no es tanto lo que haces sino cómo lo haces. No es tanto acerca de hacer las cosas correctas sino de poner toda tu presencia detrás de lo que haces. Te conviertes en un verdadero modelo a seguir porque basas todo lo que haces en tu Ser vital, vivo y presente. Esa es la mejor forma de vivir la vida, punto.
Ve hacia adentro o ve sin nada
Como se dice: ve hacia adentro o ve sin nada. Esto es cierto para ti y para tus hijos. No puedo pensar en un mejor consejo para ser un padre o madre, para hacer una poderosa diferencia. Mantén una relación estable con la verdad de tu alma. Completamente estar presente es el mejor fundamento para cualquier crianza. Agrega cualquier truco y conocimiento y psicología sobre eso.
Probablemente puedes ignorar la mayoría de los consejos, pero no éste: Ve hacia adentro o ve sin nada.